Vender criptoarte no es tan complicado como parece. Los NFT o tokens no fungibles son los encargados de transformar el arte digital en criptoarte, haciendo única a cada obra y acreditando su propiedad y su recorrido comercial, pudiendo seguir ganando comisiones por sus reventas sin intermediar en ellas.
Pero no, no es magia es tecnología.
Todo empezó en 2017, una empresa canadiense lanzó los CryptoKitties, unos gatitos virtuales coleccionables, basados en NFT a través de Ethereum. Y desde entonces la idea no paró de extenderse y ampliarse a infinitas posibilidades.
Lo primero que tienes que hacer es tener un monedero virtual y comprar unos ethereum o transferírtelos a tu monedero en Metamask.io (instalándolo como complemento de Chrome).
Una vez hecho te registras por ejemplo en la plataforma opensea.io una de las más populares junto a Rarible, vinculando tu monedero en metamask con tu perfil de opensea y ya has hecho lo más «difícil» y que no te llevará más de 10 minutos.
Después es coser y cantar, completas tu perfil a tu gusto en opensea, creas tu colección (que será prácticamente como tu tienda en el marketplace) y subes tus ITEM – obras. Después dentro de tu ITEM/obra solo tienes que pulsar en SELL (arriba a la derecha) y elegir el sistema de venta (subasta o precio fijo) la primera vez que lo hagas la plataforma te cobrará una pequeña comisión. Posteriormente solo pagarás si vendes (un porcentaje de tu ganancia).
¿Qué puedes tokenizar y vender como criptoarte? Pues en realidad casi cualquier cosa, desde un meme, una canción, un dibujo, una fotografía, animaciones, vídeos… Pero el archivo que subas no puede superar los 100 megabytes.
Entre los usuarios de Opensea encontrarás desde artistas novatos que prueban suerte, hasta artistas consolidados en otros sistemas o firmas tan importantes como Coca Cola.
¿Te animas tu también a entrar en el criptoarte?
